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Dos días de un verano llegué a Liébana. Allí me enamoré de Cantabria y prometí en vano volver. Nunca más volví. Enbeste año del Beato pensé que podría ir en septiembre,;no pudiendo ir pués al cumplirse el año del arrancamiento radicular acepté que delante tenía una roca de indiferencia que me obliga a no salir de casa. Entiendo qu llegó mi hora de gestión del punto crítico latente.
He tomado este vídeo de promoción que me hace recordar dos días de silencio; señalaba el menú con mi dedo pero no abría la boca.
Hace años, un excelente doctor me aconsejó, muy acertadamente, que, si no me gustaba mi vida, debería cambiarla. Desde entonces me sucedieron muchas cosas, unas mejores que otras, como es natural. Evidentemente, es imposible volver atrás y recuperar lo perdido, del mismo modo que, a veces, también lo es conseguir lo que anhelamos. Pero lo que sí podemos hacer es cambiar la percepción que tenemos de nosotros mismos, de nuestro entorno, y actuar en consecuencia. Aprendí a disfrutar de lo factible y a gestionar los sentimientos que me produce lo inalcanzable. Actualmente, estoy satisfecha con el rumbo que tomó mi vida, y muy reconocida por aquel buen consejo. En este mundo, tan enloquecido y cruel, las personas buenas y sabias son muy necesarias. ¡Gracias, doctor!
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