Asturias
medieval.
Orígenes
y actividad política de la nobleza trastamarista. La formación de
los señoríos laicos.
A
partir de finales del siglo XIII se producen apreciables
transformaciones en las estructuras nobiliares asturianas. En los
siglos anteriores, especialmente a partir del siglo XI y
fundamentalmente en virtud de una generosa pollítica de donaciones,
en muchos casos de origen regio, buena parte del territorio asturiano
se situaba bajo el control de la mitra de San Salvador de Oviedo y
de los grandes centros monásticos.
La
inestabilidad política y la crisis económica que caracterizan los
finales del siglo XIII y todo el siglo XIV permitieron la
introducción de cambios en la configuración del estamento noble.
Ciertamente no se produjo una revolución que recoretara
drásticamente el poder de las instituciones eclesiásticas, pero al
calor dec este marco sociopolítico de profunda crisis se produjo a
los representantes de la nobleza laica mayores posibililidades de
acrecentas y consolidar su patrimonio. Entre estos mecanismos
destacan los siguientes:
- El más tradicional y sencillo instrumento utilizado por los nobles para acaparar patrimonio fue el expolioo. La apropación de bienes de bienes muebles e inmuebles de forma violenta por parte de la nobleza –las conocidas como malfetrías- no es un fenómenono que aparezca por primera vez a finales del siglo XIII, pero las sucesivas crisis políticas provocaron un vacío de poder que favorecieron su proliferación. Son frecuentes en esa época las quejas y actitudes de defensa promovidas por los concejos, la mitra de la catedral y los monasterios contra los abusos a los que eran sometidas sus propiedades. Entre los ejemplos más ilustrativos cabe señalar el enfrentamiento del concejo de Avilés con Lope Bernaldo de Quirós a principios del siglo XIV. En esos mismos años los concejos de Oviedo y Grado mantienen un enconado conflicto con Gonzalo Peláez de Coalla, vasallo del obispo, otorgando una carta de hermandad en el año 1309 para ayudarse mútuamente contra él y sus vasallos. En el oriente de Asturias existen igualmente noticias de usurpaciones de bienes del monasterio de Celorio por parte de varios personajes del oriente astur: Sancho González de Estrada, Grcía Gonzáles de Estrada, Alvar Díaz, Pedro Díaz de Nava...
- Al carecer las instituciones eclesiásticasde capacidad para defender de forma directa y eficaz sus posesiones de las usurpaciones nobiliarias se vieron obligadas a recurrir a la fórmula de la encomienda, consistente en una cesión temporal o vitalicia de un dominio, población, fortaleza o cualquier otro bien al comendero. A cambio, este se comprometía a guardar y defender a los miembros de la entidad que se encomendaba, a sus vasallos, bienes adquiridos y derechos. De esta forma, la entidad promotora de la encomienda se aseguraba la percepción de sus rentas a cambio de ceder el control real del del bien encomendado al comendero.
- Las concesiones regias fueron el tercer y más importante mecanismo de incremento del patrimonio nobiliario. La situación de debilidad de la corona y la proliferación de conflictos armados movieron a la realeza a procurar ganarse la fidelidad de los nobles a través de generosas concesiones. El punto de partida de este proceso en Asturias será la minoría de edad de Fernando IV (1295), con las donaciones realizadas por María de Molina a Rodrigo Álvarez y Pedro Ponce. Su fase culminante se corresponde con las reecompensas otorgadas por Renriqur II a los nobles que le apoyaron en su lucha contra Pedro I (desde 1369), las llamadas mercedes enriqueñas.Estos beneficios sirvieron primeramente para encumbrar a familias como los Quirós, que se habían alineado desde el primer momento al lado de Enrique. Más adelante alcanzaron también a algunas de las que se adhirieron a la nueva dinastía tras haber abandonado la causa petrista hasta su derrota. Tal es el caso por ejemplo de los Miranda o los Valdés.Los monarcas otorgaban tierras, cargos públicos – como por ejemplo el de merino-, exenciones tribuiarias u otros beneficios. A partir de mediados del siglo XIV fueron deespecial importancia en la confirmación de los linajes nobiliarios laicos el traspaso de la jurisdición ordinaria y parte de las facultades de la potestad real por medio de la concesión de señoríos juridicionales a particulares.Con todo, las nuevas oportunidades brindadas al estamento noble para incrementar sus recursos no fueron suficientes para permitir la consolidación en Asturias de estirpes nobiliares comparables a lasx grandes a las grandes familias castellanas. Los condes de Noreña Rodrigo Álvarez y Alfonso Enriquez acapararon poder suficiente para erigirse en cabeza de un linaje de primer órden, pero circunstancias hereditarias o político ya expuestas en anteriores capítulos abortaron la confirmación de esta posibilidad.Los Quiñones fueron la única casa que logró tener bajo su control un señorío juridicional de primer órden durante varios reinados. El origen de esta familia leonesa se remonta a finales del sigloXIII, mientras que la carrera hacia las más altas cotas de poder, arranca con Suero Pérez de Quiñones, el iniciador del linaje. Este personaje apoyó decididamente a Enrique en la guerra contra Pedro I,circunstancia que, entre otras mercedes, le valió para recibir el oficio de adelantado mayor de León y Asturias.A su muerte, enrique concedió en 1367 este cargo a su hijo, Pedro Suárez de Quiñones, quien continuó recibiendo numerosas e importantes mercedes regias. Durante el largo período en el que Diego Fernández de Quiñones (sobrino y sucesor de Pedro), se erigió en representante de la familia (1402-1444) se completó el afianzamiento del linaje.Tras una etapa de decadencia, fundamentalmente a causa de los expolios promovidos por Juan II y su condestable don Alvaro de Luna, Diego Fernandez de Quiñones (1452-1491), primer conde de Luna, aprovechando en su beneficio la lucha del príncip-rey Alfonso contra Enrique IV para reincorpor al patrimonio familiar la mayor parte de los bienes concedidos a los representantes del linaje de los Quiñones.
El señorío que
entre 1369 y 1494 lograron controlar los Quiñones incluyó, de modo
permanente u
ocasional, los
territorios de los concejos de Cangas, Allande, Somiedo, Tineo,
Navia, Pravia, Grao,
Avilés, Siero,
Noreña, Ribadesella y Llanes. Así mismo estuvieron bajo su posesión
durante diversas fases de ese período las tenencias de las
fortalezas de Oviedo, Avilés, San Martin, Llanes, Tineo y Santa
Cruz de Cangas.